sábado, 8 de diciembre de 2018

MAKTUB


Cuando piensas que la vida no tiene sentido y todo a tu alrededor va mal, es inevitable sentirse al final del túnel; tienes dos opciones, o saltas al abismo o sigues a la lucecita que brilla a lo lejos. Eso fuiste para mí, llegaste en el momento perfecto.

Todo a su alrededor estaba negro, triste y frio, era inevitable que se sentiera al final del túnel, tenía dos opciones; o saltaba al abismo o seguía a la lucecita que brillaba a lo lejos. Saltar y terminar con todo sería lo más fácil y rápido, ya estaba cansada de correr en el mismo lugar, agotada de esperar por ese alguien que no llegaba, por ese alguien que estando tan cerca tenía un mundo de distancia de por medio.
Era una mañana de invierno, un día común y cualquiera, por primera vez en mucho tiempo ella respiró profundo y sonrió mientras una lagrima de resignación rodaba en su mejilla lo había perdido y no había marcha atrás. Todo estaba negro, frio y sin vida, un camino sin rumbo ni esperanza dirigían sus pasos, alguien más había puesto una sonrisa en los labios de aquel que ella un día amó y no hay vuelta que dar, esa intrusa puso esa sonrisa en él y él quito la sonrisa de aquella que estaba ahora en tinieblas. De pronto una luz brillante tocó sus oídos; esa luz que penetro como música a su alma moribunda. Ironías de la vida, esa historia ya la había vivido años antes, distinto lugar la misma situación, cuando estaba triste apareció alguien que le dio luz a sus oídos con una llamada telefónica, aquel que ahora era su tristeza, “otra vez la misma historia”
repetía en su cabeza mientras la luz retumbaba en el auto, no debo seguir a esa luz se decía, prefiero saltar y acabar con todo se repetía, no quería volver a lo mismo; la misma historia, diferente protagonista. Pero el destino está marcado, la llamada de un desconocido y el "hola?" en aquel momento estaban ya escrito mucho antes de que sucediera. La luz al final del túnel, desde entonces, cada llamada, cada momento juntos tras un auricular, tan lejos físicamente pero tan cerca. Sus cuerpos no se tocaron nunca en esta vida, pero sus almas se han reconocido, tal vez de vidas pasadas.