miércoles, 9 de septiembre de 2009

Domingo

Campanas de la iglesia que entonan cual llegada de los ángeles,
La alegría de los niños se oye a lo lejos y se confunden con el trinar de los pajaritos.
La placita de la ciudad poco a poco se llena de gente que con su mejor gala van a la misa de Domingo.
Todos se preparan para dar gracias por lo recibido, pedir por el sustento y disculparse por las faltas que cometieron y las que cometerán.
La anciana de la esquina prepara su puesto de venta de estampitas de todos los santos, conocidos y los inventados, aquellos que prometen curarte de todo; hay más santos que feligreses en la misa,
Esta comienza, hay quienes miran su reloj, algunos bostezan, algunos miran quien llega y con quien.
El padre da la bendición final, todos sales puros y libres de pecados, a comenzar todo de nuevo, tienen siete días para pecar, beber y arrepentirse, un suspiro de alivio al unísono.
Al fin termino la misa dominguera.