Mientras el mundo giraba alrededor de un reloj,
el suyo dormía con los ojos abiertos y sin sueños; minutos, horas y días de
palabras no dichas, una languidez inútil, el tic tac de aquel aparato
despiadado seguía su rumbo sin mirar atrás,
un paso apresurado sin sentido ni razón, pasaba el tiempo, su vida y su ilusión,
este no se detiene. Ocasiones pasadas, heridas dichas que ya no duelen aunque
las cicatrices estén ahí, no pueden borrarse pero ya no importan, pasaron a ser
parte de la decoración, se van quedando atrás; personas de su mundo,
situaciones y convivencias…. Pasaron a segundo plano.
De pronto su historia comenzó a retomar sus líneas
con las manos de aquel. Cada mañana una nota, un “buen día” era suficiente para
que ella, con los ojos cerrados, empezara a vivir, el reloj ya no gira más, ya
no tiene prisa, dejó de correr y aprendió a disfrutar más el panorama, paisaje
que muchas veces miro pero nunca vio, ahora está más bello que nunca, ya no hay
preocupación de adonde llevan los pasos que un día iba con tanta prisa, surgiendo
unas palabras de complicidad prohibida, ese morbo que da vida, una sonrisa, esa
libertad que aprisiona e intoxica de placer, que emborracha con el elipsis de
la seducción, de un “buen día” a muy buenas noches…
No, los escritos no tienen compromiso, normas,
reglas ni fecha de expiración, es solo el ahora y el momento, suficiente para
que ese reloj se detenga, había despertado a la vida con unas simples palabras,
era todo lo que necesitaba, eran dos almas que se veían con los ojos de cada
escrito, se veían a través de aquellas líneas, y se tocaban de la misma manera,
con manos escritas y seductoras, no, no tocan la piel pero si el alma. Ella decidió
vivir aquello que él escribía, los labios no eran necesarios para que se besen
ni el cuerpo para que se amen, el orgasmo estaba en aquellas palabras que solo
siente quien las recibe, sin daños a terceros, un mundo de dos, donde las
explicaciones, justificaciones y excusas no eran necesarias, ella cayó en el
amor de aquellas palabras escritas y desde entonces lo amo.