lunes, 5 de octubre de 2009

EL DIAGNOSTICO

El Diagnostico
Cruza la calle; la luz en rojo. Todo el tráfico parado a su alrededor
Como todo en su vida; parado e inmóvil.
Caminando sin rumbo, la mirada perdida, los ojos sin brillo y un papel en la mano que dejó caer.
El diagnóstico no es alentador.
De pronto el despertador la devuelve a su vida cotidiana y normal.
Y el despertador suena como canción en sus oidos, y ella abre los ojos.
¿Era todo un sueño? Era más bien una pesadilla de la que despertó.
La sonrisa le volvió a la cara, era solo eso lo que necesitaba, el “despertador” a la hora indicada, justo antes de que un auto la pisara; despertó, un suspiro de alivio y una sonrisa, comenzaba su “día”
Corrió se vistió con la ropa más bella que compró, bailó, cantó, abrazo a quien a su paso vió.
Estaba viva! .
No era “mañana” no era el futuro, era el presente y tenía que vivirlo al máximo, ser feliz.
Y llegó el medio día y llegó la tarde, se sacó los zapatos, se metió al agua fría de la playa otoñal, se sintió mujer y viva, era el presente lo que importaba, el “despertador” la volvió a su realidad, ese reloj que con cada minuto que pasaba dejaba atrás un sin fin de alegrías, tristezas, amores y desamores vividos y se llevaba su vida como se lleva de apoco la vida de cualquier humano.
Pero era hoy, y estaba viva.

Pese a que el diagnóstico no era alentador.

Un zumbido en el oído, una bocina de tráfico; la despertó.
No….. el diagnóstico no era alentador, un papel que dejó caer al cruzar la calle, el cáncer había sido detectado muy tarde,
Pero….. estaba viva! No era “mañana” aun era hoy!
Y estaba viva; agradeció al auto que la despertó de su pesadilla, por lo menos por el momento despertó, ya que al anochecer de su vida dormiría para siempre.

jueves, 1 de octubre de 2009

VERDAD Y LOCURA

Con un solo golpe el espejo cayó en pedazos, el silencio fue interrumpido por el ruido de los vidrios que se destrozaron en mil. El puño todavía le sangraba y con las lagrimas de sus ojos, enjuagó la sangre de sus manos. Cuando la verdad habla... no hay más que callar y escucharla. La vida nunca le sonrió, el dolor pudo más que su paciencia y explotó en llanto. Pudo aguantar todo menos que ella lo dejase y lo devolviera a su espejo. Hubiera preferido vivir engañado a saberse en una realidad triste, hubiera preferido no despertar jamás de la mujer de sus sueños. Toda su superación fue en vano. Desde muy pequeño se dedico a su mundo, compartía sus días con su único amigo; su reflejo. De adolescente no conoció los colores; toda su vida era en blanco, sus paredes, su ropa y la ropa de los que le atendían. Todo en su vida desabrido, sin sentido ni color, todo le daba igual no sabia distinguir la felicidad de la tristeza, hasta que de su soledad apareció ella, tal como él la había pensado, rebasaba todas sus expectativas, muchas veces se sintió inseguro de que tanta belleza y felicidad duren, era el sueño más perfecto para un hombre que lo catalogaban de loco. Nunca se pudo imaginar que alguien se fijara en él y mucho menos le diera el amor que tanto necesitaba para salir de su letargo. Apareció ella y en sus largas horas de charlas y caricias, se fueron conociendo y queriendo cada vez más. Puso color a su vida, salió del encierro en el que estaba, caminaba acompañado de la mano de su amada, a la mirada de los curiosos que seguramente no daban crédito a lo que sus ojos veían; tanta belleza en una sola mujer con un mortal común, pero el amor es así, toca tu puerta de la manera más extraña y te enamoras de quien menos piensas. Sus encuentros se hicieron en el mismo lugar, ya no necesitaban verse entre cuatro paredes, era la placita del pueblo el lugar de encuentro. La misma hora, el mismo lugar. Ella le acompañaba a sus largas citas con el doctor que lo atendía, ahora él iba animado, al fin tenia por quien superarse y dejar esa esquizofrenia que lo había mantenido alejado del mundo, tenia una razón para vivir, superarse y ser un hombre de bien. Se dedicó a indagar sobre su condición y sus tratamientos, su gran amor estaba pendiente de él y de todo lo que le rodeaba. El psicólogo se sorprendió de aquel cambio repentino de actitud hacia la vida y se alegró por él. Muchos meses de tratamientos, medicación, bibliotecas y lecturas sobre como controlas sus males, dieron sus frutos, se sentía cada vez mejor.... mejor si le puede decir así, ya que cuanto más conocía el mundo real y salía de su mundo individual, ella se alejaba más de él, comenzó a llegar tarde a sus citas y pese a las disculpas de ella, el alma de aquel pobre se encogía de solo pensar que alguien más había puesto sus ojos en ella. Trataba de sacar aquellos pensamientos de su cabeza. Hasta que un día no llegó a su cita, no hizo más que llorar, después de mucho tiempo se sintió triste nuevamente y por primera vez lloró con los sentidos en su lugar. El susto de no saber lo que le pasaba condujo sus pies y sin pensarlo entró al consultorio de aquel hombre de blanco, que no solo le recordaba su pasado, pero sino que también había sido su confidente por todos estos meses. El Doctor lo miró y con una sonrisa en sus labios no atino más que decir..... estas curado, déjala ir, bienvenido al mundo real; déjala en tu mundo de fantasías. Recapituló todo en su cabeza, siempre estuvo solo y ella estuvo con él. Corrió a su casa y busco a su amigo, se miro en el espejo y con un solo golpe lo hizo trizas. Con un suspiro pensó.... bendigo mi locura que me llevó a ti y maldigo la lucidez con la que te perdí.