La noche obscura da paso a un sinfín de astros
que la miran y sonríen a través de la ventana. Una vela roja ilumina la habitación
sin vida, mientras los espíritus le dicen; todo este bajo control, pero esas
palabras no le dan consuelo, necesita a su amando y esta dispuesta a buscarlo
en los confines del abismo y más allá si fuera necesario. El dejarlo ir no es
una opción, no, no está vestida de negro es el rojo como su sangre que envuelve
el lugar, el murmurar de los espíritus que esperan su decisión; inundan sus oídos,
hasta volverse un estallido que ella no puede controlar, aun tapándose los oídos
con las palmas de las manos... una brisa helada envuelve su cuerpo. A través de
las rendijas de las ventanas se puede distinguir como un suspiro el viento
susurrando; volverá a ti.
Con la
mirada distante recuerdan a su amado, una lagrima recorre su rostro hasta caer
en la rosa rosa del altar. Una rosa roja, el incienso y una oración, le acompañan
en su dolor. La otra se lo ha llevado, y no piensa devolverlo, pero ella no se
rinde y lo quiere de vuelta, aunque para ello tenga que tomar la mano de los espíritus
que están en la habitación, esperando la señal para actuar en favor de la
enamorada.
Finalmente,
esta lista, llego la hora de recuperar lo que perdió, toma la mano de Abaddon,
y sin mirar atrás va a donde esta su amado, va a recuperarlo de las manos de
quien pensó se lo quitaría, pero no se imagino que su amada iría hasta la casa
de la mismísima muerte a recuperar lo que era de ella, así haya tenido que
dejar su cuerpo atrás y entrar en los abismos del infinito, derramando su
sangre en el altar en favor de la obscuridad, después de todo ella ya estaba
muerta desde el mismo instante que la muerte se llevo a su amado, pensando había
ganado la batalla, no se dio cuenta que el amor de la mujer de rojo era mas
fuerte que aquella vestida de negro...