No era un día como cualquier otro, se levantó para ir a trabajar con una sonrisa en los labios; el horóscopo en la radio auguraba un día estupendo para su signo, perfecta mañana soleada; el trinar de los pájaros y el cielo azul auguraban una jornada alegre, en su auto la música iba a todo volumen cuando de pronto un ruido perturbó, por un momento, su tranquilidad, haciéndola salir de su mundo de fantasías por unos segundos, mucho ruido fuera del coche, gente hablando, muchas palabras poco significado, apenas podía percibir lo que decían así que ella siguió su camino, hoy era un día que seria hermoso y nada arruinaría ese momento.
Estaba tan feliz que no se dio cuenta en que momento se desvió de su camino llegando a un parque hermoso, decidió bajar, unos minutos tarde para llegar al trabajo una vez no sería de mucho problema, era una persona responsable. Qué bonito lugar se decía, se le acercó una viejita la cual le miraba con un poco de nostalgias, ella le saludó con la cabeza y siguió mirando a su alrededor, la mujer de edad que seguía mirándola se atrevió a preguntarle que era lo que a ella le hacia sonreír y tener esa cara tan brillante. Es él, le dijo, es aquel que limpió mis lagrimas con una canción improvisada y grabada cuando estaba triste tan solo escucharlo ilumina mis horas, es él, el que me despierta con un "buen día" y pasa el día completo conmigo, es él, le dijo una vez más aquel que me enamora con sus detalles, él en el sur y yo en el norte. No creo en las coincidencias, continuó, debe de haber sido las noches en soledad pidiendo a Dios que pase algo en mi vida que me vuelva la ilusión. No te detengo mas respondió la anciana se que tienes el día por delante y te dejo ir terminó, entre el cabello plateado de esa señora con el sol tan brillante se le hacía cada vez más difícil percibir la imagen de la anciana, las voces tan fuertes alrededor muchas palabras poco significado, la ambulancia y la camilla, aquel estallido que perturbó su tranquilidad por un momento en el coche. Hoy, hoy ella seria feliz, ni aquel choque que casi quitó su vida ni la muerte de cabellos de plata se atrevió a llevársela al verla tan feliz.
