viernes, 4 de enero de 2019

FELINOS


El día a día y la rutina terminan con el sentido de la vida, haciéndola monótona, aburrida y sin una ilusión; el mismo lugar, el mismo norte, la misma ruta, hasta que decide dejar de mirar el mismo horizonte de todos los días y se arriesga a ver distintos paisajes, distintas criaturas y situaciones, a lo lejos está un mundo fascinante, seductor pero desconocido, ella solo necesitaba ese impulso para entrar en el. No es fácil, no, cuando ya la rutina te ha hecho parte de su ser, parte de sus órganos vitales; se alimenta de ti, drena tu energía para subsistir y te debilita poco a poco; una felina moribunda, una tigresa triste y melancólica.
Ella vivía en un bosque de traiciones, desamor, desengaños, deslealtad, rodeada de criaturas sin palabra dejándose llevar solo por el instinto, hasta que llegó él, por un atajo, a su selva, despertándola de su letargo, como el trinar de los pájaros en una mañana de abril, los astros conspiran a su favor él fuego y ella tierra, se deja guiar por él hacia una encrucijada seductora, llamativa, distinta y sin filtro a ese horizonte que ella veía de lejos, allí no hay etiqueta, no, ni protocolo, la tomó así, quebrada, débil, en tinieblas y le cambió el rostro y el alma, cubriéndola de luz propia.
Como el choque de dos energías en un universo sideral, sus espíritus se encontraron; el impacto de aquellos dos felinos fue enorme y así aprendió a quererlo sin horarios ni restricciones, sin caretas y sin mentiras. Nunca antes había tenido esa felina una sonrisa tan honesta y pura, pero la vida no es solo eso; una sonrisa, le enseñó que se puede abrir el corazón y dejar que éste hable con lágrimas cuando es necesario, le demostró que un león también llora, no porque es débil sino porque tiene el corazón tan grande y la fuerza suficiente para mostrar su alma a través de sus ojos sin reservas y sin miedos.
Y así pasan las horas, los días y los minutos, tenia que llegar otro felino para completar su vida; Un león que con una mirada la envuelve, la desenvuelve, le lleva a los cielos con los pies en la tierra, un león mucho más joven que ella, con una mirada profunda y un alma transparente, con la suficiente fuerza para mantener el equilibrio de una tigresa ahora llena de vida, pasión y fuego, dándole eso que ella necesita; amor, tiempo y vida.
Y así van por la selva cada día, tienen la misma energía cósmica, el fuego en el alma del león y la tierra en los pies de la tigresa, el poder se siente en cada pisada al andar en un mundo de animales débiles, superficiales y mediocres.